El señor del sol… Senderos sin dioses.

  Casi todas las mañanas desde hace algo menos de ocho años, una pequeña pinscher con algunos genes de murciélago me viene a visitar-despertar como un Gremlin cabreado,  dando saltos junto a mi cama.
Levantado ya, procedo bajo su atenta mirada, al mismo ritual «mañanero»:

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• Subir la persiana
• Abrir la ventana y… 
• Colocar su cesto para que pueda tomar plácidamente el sol.

  Hace unos meses que «Lía» ya no está sola en su sencillo mundo a veinte centímetros del suelo. Ha llegado a casa «Niko». Un nuevo habitante lleno de juvenil vitalidad para poner su territorio patas arriba… y también para enseñarnos como se puede convivir y compartir sin perder la propia identidad y el carácter que nos hace diferentes. 

   Ahora son dos los que toman el sol por las mañanas y comparten el cesto sin que nadie se lo diga,  cuando ese sol, ardiente viajero del espacio que nos da la vida, se empeña en cambiar de sitio y dejarles en la sombra…

  
   Lo curioso es que, aunque estamos en las islas Canarias, también tenemos días lluviosos  y nublados y cuando en uno de esos días levanto la persiana en pleno «ritual mañanero», esos dos enanos peludos me miran extrañados como si algo no funcionara bien, esperando que yo les ofrezca, como siempre, el sol entrando por la ventana…

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Senderos de Sol

Romántico

libro abierto

en las palmas

de mis manos.

   

Diez los poemas

de amor eterno

cada vez que

nos amamos.

 

Diez son las flechas

del brillante sol

de mediodía

Diez los senderos

hirviente crisol

noche y poesía.

(JMPA Pink Panzer)