En este mundo de fulgurante tecnología, una simple tormenta solar es capaz de, literalmente, abrasar, fundir, carbonizar nuestros sistemas de comunicaciones, nuestras redes de suministro eléctrico y con ello, todo lo que imagines que pueda estar interconectado y vivo gracias al mágico fluir de esos benditos electrones.
La tormenta solar más potente de la que se tiene constancia sucedió en el año 1859. Los telégrafos de aquella época dejaron de funcionar y la incipiente red eléctrica (donde la había, claro) sufrió graves daños. Recientemente, en 1989, una tormenta muchísimo menor que la del año 1859, provocó un apagón de la Central hidroeléctrica que alimentaba a la ciudad de Quebec. Más de nueve horas sin electricidad que causaron graves problemas a sus habitantes y como no, enormes pérdidas de cientos de millones de dólares…
Una gran parte de nuestro planeta vive ignorando esta lotería espacial sobre nuestras cabezas y otros vivimos preparando un plan «B» para cuando todo deje de funcionar y nos traslade de golpe, a la leña y el candil de hace dos siglos. Es cuestión de tiempo. Ya ocurrió y volverá a suceder, sin duda alguna.
Mi reflexión de hoy viene porque, sentirme tan pequeño e indefenso, me ayuda a respetar todo cuanto me rodea y que precisamente por ser pequeño, débil o indefenso quien me observa, podría sentirse amenazado del mismo modo con mi presencia.
Desamparo, intranquilidad; esos son los sentimientos que te invadirán cuando te encuentres con tu carísimo súper «Smartphone» en medio de ninguna parte en alguno de los países (o «no países») donde vivir ya es un privilegio. Sin red fija ni móvil para Internet, con una inexistente o muy limitada cobertura básica de voz y con suerte, un milagroso enchufe para recargar tu gran patata con muchas pulgadas de plástico y cristal, la vida se mueve más lenta. Si no te adaptas, vivirás en un continuo estrés infra-tecnológico, siempre que el generador de corriente funcione o que en el todo terreno dispongas de una toma de corriente. En algún momento, giras la cabeza y reflexionas. Lo haces cuando ves a alguien con un «atrasadísimo» teléfono móvil de irrompible pantalla y que además, tiene cobertura y batería para una semana entera sin necesidad de recargarlo Wow!!! En tu mundo, nuestro mundo, sería motivo para reírte pero en ese otro mundo ya no te sale la risa tan fácil, mientras miras como kilos de polvo rojizo se comen a tu «Iphone» y la vocecilla del «SIRI» te recuerda otra vez, que no tiene cobertura y le queda un 10% de batería después de recargarlo la noche anterior…
(JMPA Pink Panzer Korps)
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«Porque aunque nadie sabe
lo que a nadie le digo,
la noche entera es corta
para soñar contigo
y todo el día es poco
para pensar en ti.»
(José Ángel Buesa)
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Será Que la Vida Cabe en Dos Manos
Será por que soy pequeño
que adoro el silencio
la soledad buscada
el esfuerzo sin recompensa
con el sueño atrasado
de mil noches en vela
y el cuerpo maltratado.
Será porque soy pequeño
que valoro el precio
de lo que no se vende
de la libertad comprada
con un simple abrazo.
Será porque soy pequeño
que ya nada reclamo
pues siempre que quiero
una guitarra en mi cerebro
me iza con sus cuerdas al cielo
y colma mi inquebrantable deseo
de volver a ver lo que amo.
Será que soy tan, tan pequeño
que mi vida cabe en dos manos
como el derecho a estar triste
por no pedir lo que prometiste
y arrancarme de este mal sueño.
(JMPA Pink Panzer in Love)