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Dos horas más… Dulce comensal.

Llegué rozando las tres de la tarde. Las llaves del Range Rover resonaron enormes al caer sobre la mano negra de porcelana que, solícita e inmóvil, esperaba paciente a mi llegada en el mueblecito bajo de la entrada.

Llegas muy tarde, Pink. Hoy me apetece comer japonés… ¿Vamos y nos olvidamos de cocinar?
Yo cambiaría de menú… te propongo comer español…

Y dos horas más tarde, yo aún era hirviente vianda sobre cama de seda y ella, ella era mi dulce y única comensal

Pink, un día de estos vas a romper la mano…
Pero amor, si solo fue una cachetadita en plan «sombras grisáceas»…
Pink, por tu San Patrás bendito que tanto nombras… la mano de porcelana, cariño, la mano de porcelana de la entrada…

(JPMA Pink Panzer Yorch – La vida según Yorch – Carta a los Pinkercienses.)


PIEL de VERSO

Iré directo a por tus sueños
secuestrando a tus deseos
creando caminos nuevos
en la piel de tus recuerdos.

Serán mis manos en tus huecos
será mi boca en tus desvelos
y tus muslos llorando fieros
por mis mejillas, sus anhelos.

Iré directo a por tus sueños
perderme entre tus pechos
entrar, unir carne y fuego
y entre anversos y reversos
arrancar de tu voz mis versos

(JMPA Pink Panzer Yorch)
( Una Estrella iluminó estas palabras que hoy traigo de regreso a su encuentro)




El mundo sigue siendo un apasionante crisol de contrastes. Durante este largo periodo de mi ausencia, mis neuronas han tenido el tiempo suficiente para detenerse en la intensa vida de James Rhodes. Lo seguía por su faceta como pianista y ahora me ha atrapado, fascinado y conmovido con su libro autobioagráfico Instrumental: A Memoir of Madness, Medication and Music.

Lo tenía en mi lista de tareas pendientes desde que se publicó en 2014. El libro es brutal, duro, no aconsejable si estás pasando un mal momento o tal vez sí, al ver que otros sufren horrores que empequeñecen los míos, los tuyos. Lo publicó después de una larga batalla judicial interpuesta contra él por su ex-mujer, durante la cual se le prohibía publicar su historia. Finalmente, el tribunal supremo británico se lo autorizó. Es mi recomendación de lectura en mi regreso, lectura que remueve, te hace reflexionar y modula de forma feroz, las dos caras de esa inmensa moneda de la vida que todos hemos lanzado al aire.

«Sólo el sonido del piano consiguió, y aún hoy lo hace, acallar mi ruido interior»

(James Rhodes – Pianista . )