“Las esmeraldas de mis ojos tristes aguardan tus pupilas de bohemio, y mis manos germinan las caricias que brotan al contacto de tus dedos.”
(Laura Victoria, seudónimo de Gertrudis Peñuela – escritora)
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Las cuatro cartas mágicas del amor por sorpresa.
En la casa de Korps, existe todo un lenguaje secreto que mantiene al mundo de los sentimientos a salvo del viento frío de la realidad. Fuera de la casa, las almas escuchan tras las ventanas, intentando descifrar la clave que mantiene a salvo el misterio. Mientras todo ello transcurre en silencio, dos bailarines alzan el vuelo y cuatro cartas iluminan el cielo…
Primera Carta: El cruce de miradas.
«Con tu mirada provocarás su sed, hasta que su cuerpo suplique beber de tu boca…»
(©The Pink Panzer book of The Blind Caresses)
Dos miradas que se cruzan como un abrazo en la distancia. Tan solo unos segundos bastarán para que la magia convierta tu estómago en un rosal lleno de mariposas revoloteando entre sus pétalos. Minutos, horas y días de juego, de miradas intensas, de abanicos de timidez decorados, de pupilas clavadas con descaro en todas las formas de tu cuerpo, al mismo tiempo que imaginas tus manos bajo su ropa… deshaciendo con tus dedos las migas del deseo.
Segunda Carta: El abrazo inesperado.
«Tu abrazo será el único reflejo del amor verdadero…
Si no amas, no abraces, porque te delatarás.»
(©The Pink Panzer book of The Blind Caresses)
Pocas cosas hay más gratificantes que sentirse a salvo, protegido, inmerso en un gran abrazo inesperado.
Lo cierto es que no es un manjar para todos los gustos. El abrazo inesperado exige entrega de quien lo recibe… Exige ceder los códigos de tus defensas, las llaves de tus puertas, el control absoluto del habitual rechazo al roce con lo desconocido y entregar el control de ese último y más privado espacio que te separa del resto del mundo. Sin embargo, una vez que te dejas, te abandonas y disfrutas de su aroma, el abrazo inesperado será la flor que siempre desearás en el jardín de tus afectos.
Tercera Carta: La caricia ciega.
«Cada una de tus caricias serán como palabras
nunca escritas sobre su piel…»
(©The Pink Panzer book of The Blind Caresses)
El roce de unos labios, es la carta más poderosa de la casa de las caricias ciegas, la puerta de entrada al paraíso.
El beso en la espalda, en la nuca, en el cuello, de forma lenta y delicada, exige aceptación, control y confianza de quien lo recibe, para no girarse y romper la magia en el primer segundo. Delicadeza, ternura, suavidad hasta el extremo de ser el aliento mismo quien trasmita el sensual contacto del calor de los labios… estas son las condiciones a cumplir si eres tú quien ponga en juego esta carta o cuando con los ojos cerrados, abandonas toda defensa y dejas tu cuerpo en las manos de esa persona que adora los suspiros que tu estremecido placer le regala.
Cuarta Carta: La pequeña muerte… compartida.
«En el éxtasis del placer, perderás la vida y tú tendrás la suya,
en el mismo suspiro y en idéntica renuncia…»
(©The Pink Panzer book of The Blind Caresses)
Las Cuatro Cartas del AMOR por sorpresa, no tratan de un amor naciente, inesperado, virgen aún de recorrido y experiencias. Muy al contrario, las Cuatro Cartas tratan de un amor que nace en cada instante de cada día, habla sobre el éxtasis que se convierte en explosión de afectos renovados, inesperados, que la sorpresa del cariño nos llega en un abrazo trasformado, trata de las caricias que hacen vibrar la carne cuarenta años después de la primera mirada, pues, hemos aprendido que no hay ni una sola caricia igual a la anterior, pues el amor crea nuevos mundos cuando cerramos los ojos y nuestras mentes vuelan juntas dominando el espacio rebosante de caricias ciegas.
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Dos bailarines alzan el vuelo…
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Casida de la rosa
La rosa
no buscaba la aurora:
Casi eterna en su ramo
buscaba otra cosa.
La rosa
no buscaba ni ciencia ni sombra:
Confín de carne y sueño
buscaba otra cosa.
La rosa
no buscaba la rosa:
Inmóvil por el cielo
¡buscaba otra cosa!
(Federico García Lorca)
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